Ando tan despegado de la
actualidad futbolera que tuve conocimiento que este año tocaba Eurocopa el
mismo día en que se iniciaba. Solamente llegué a ver el partido que jugó España
frente a Turquía, y sinceramente reconozco que desconocía a más de la mitad de
los futbolistas que nos han representado en Francia.
De un tiempo a esta parte la llaman “La Roja”
a lo que siempre fue la selección española. Cuando éramos pequeños, un año al
abrir los regalos del día de reyes nos encontramos en casa una equipación de la
selección. La clásica equipación con la camiseta roja, el pantalón azul pavo y
las medias negras con la bandera española. También la famosa equipación de
Zubizarreta verde y negra. Inconfundible e histórica.
Aunque mi ídolo realmente era Espartaco y no
Butragueño, y de fútbol yo apenas sabía nada porque no era la afición que había
en mi casa, admito que tener la equipación de la selección me hacía ilusión. En
el colegio, despertabas envidia y admiración a partes iguales, porque la
camiseta de la selección española significaba lo máximo.
Pasado el tiempo me surgió ocasión de
presenciar un partido en el Bernabéu de España contra Colombia. Aquello me lo
tomé como una cierta obligación que todo español debe al menos una vez en la
vida cumplir. Y no sólo eso, tenía la oportunidad de ver jugar a la generación
que consiguió aupar a la gloria del fútbol al equipo nacional como nunca antes
se había logrado.
Ahora, en estos días de futboleo continuo por
la Eurocopa se me ha venido a la mente aquella vez en que la selección Sub 21
jugó en Jaén contra la de Portugal. Aquello, todavía se recuerda por el apagón
fulminante casi al iniciarse el partido y que nos tuvo a oscuras en La Victoria
para vergüenza de propios y ajenos, retransmitido en directo por televisión.
Pero no sólo por eso se recuerda.
También por la polémica que suscitó en su día que en Jaén no se pudiera
disputar un partido de la absoluta y mandasen a la categoría inferior. Como si
nosotros fuéramos menos. Ha pasado el tiempo, y nuestra ciudad sigue sin saber
lo que es ver jugar a la élite del fútbol español bajando al estadio de La
Victoria. Algo que han podido disfrutar
a lo largo de la vida el resto de provincias andaluzas y a nosotros, como
tantas otras cosas se nos sigue resistiendo, por no decir que quizás se nos
sigue negando.
Jaén no se merece menos. Aunque sea tan sólo
por subirnos un día la autoestima social, por el impacto económico que un
partido de esas características dejaría en la ciudad, y por recordar a través
de las cámaras de televisión que esta ciudad y su provincia existe.
Publicado hoy en el Diario Viva Jaén