viernes, 8 de julio de 2016

¿Y nosotros cúando?



Ando tan despegado de la actualidad futbolera que tuve conocimiento que este año tocaba Eurocopa el mismo día en que se iniciaba. Solamente llegué a ver el partido que jugó España frente a Turquía, y sinceramente reconozco que desconocía a más de la mitad de los futbolistas que nos han representado en Francia.

 De un tiempo a esta parte la llaman “La Roja” a lo que siempre fue la selección española. Cuando éramos pequeños, un año al abrir los regalos del día de reyes nos encontramos en casa una equipación de la selección. La clásica equipación con la camiseta roja, el pantalón azul pavo y las medias negras con la bandera española. También la famosa equipación de Zubizarreta verde y negra. Inconfundible e histórica.

 Aunque mi ídolo realmente era Espartaco y no Butragueño, y de fútbol yo apenas sabía nada porque no era la afición que había en mi casa, admito que tener la equipación de la selección me hacía ilusión. En el colegio, despertabas envidia y admiración a partes iguales, porque la camiseta de la selección española significaba lo máximo.

 Pasado el tiempo me surgió ocasión de presenciar un partido en el Bernabéu de España contra Colombia. Aquello me lo tomé como una cierta obligación que todo español debe al menos una vez en la vida cumplir. Y no sólo eso, tenía la oportunidad de ver jugar a la generación que consiguió aupar a la gloria del fútbol al equipo nacional como nunca antes se había logrado.

 Ahora, en estos días de futboleo continuo por la Eurocopa se me ha venido a la mente aquella vez en que la selección Sub 21 jugó en Jaén contra la de Portugal. Aquello, todavía se recuerda por el apagón fulminante casi al iniciarse el partido y que nos tuvo a oscuras en La Victoria para vergüenza de propios y ajenos, retransmitido en directo por televisión.

Pero no sólo por eso se recuerda. También por la polémica que suscitó en su día que en Jaén no se pudiera disputar un partido de la absoluta y mandasen a la categoría inferior. Como si nosotros fuéramos menos. Ha pasado el tiempo, y nuestra ciudad sigue sin saber lo que es ver jugar a la élite del fútbol español bajando al estadio de La Victoria.  Algo que han podido disfrutar a lo largo de la vida el resto de provincias andaluzas y a nosotros, como tantas otras cosas se nos sigue resistiendo, por no decir que quizás se nos sigue negando.

 Jaén no se merece menos. Aunque sea tan sólo por subirnos un día la autoestima social, por el impacto económico que un partido de esas características dejaría en la ciudad, y por recordar a través de las cámaras de televisión que esta ciudad y su provincia existe.


Publicado hoy en el Diario Viva Jaén