jueves, 2 de marzo de 2017

Por las vías del tranvía



Fue en Padua, ciudad italiana donde estuve de Erasmus, la única vez en mi vida que me he montado en un tranvía. La necesidad nos llevó a ello, pues hasta entonces el tranvía paduano no dejaba de ser el gran peligro que había que evitar al deambular por las calles. Más de una vez casi nos llevó por delante.
Por aquel entonces bromeábamos –ilusos nosotros- que estábamos entrenando para ir haciendo el cuerpo de cara al flamante tranvía que tendríamos en Jaén de manos de la alcaldesa Carmen Peñalver.
Del tranvía de Jaén mucho se ha escrito. La hemeroteca está llena. Y se seguirá escribiendo, porque sigue generando comentarios, críticas, controversias y disgustos.


En el tiempo en que nuestro tranvía se dejó ver (o más bien lo dejaron ver) yo ni me monté. Es más, tan sólo llegué a verlo una vez en acción. Andaba yo en la puerta de las Hermanitas de los Pobres en pleno Paseo de la Estación, hablando tranquilamente con un conocido, cuando repentinamente, como si de un misil se tratase, un ruido tremendo se cargó de cuajo nuestra conversación. El tranvía se hizo presente ante mis ojos y para la posteridad ha quedado ese recuerdo fugaz de ver en pleno centro de Jaén al celebérrimo tranvía.


Siempre fui receloso de ese proyecto. Nunca pensé que Jaén precisara de algo así y en lo que a mí respecta, poco uso le hubiera dado pues exceptuando el Hospital Princesa –en caso de necesidad-  el tranvía no me llevaría a ninguno de los lugares donde mi vida diaria se desarrolla.
Pero lo que son las cosas…a estas alturas he acabado siendo uno más de esos muchos jiennenses que aprovechan parte del trazado para lo que ahora llaman running y siempre fue correr.
Por analogía he acabado asumiendo que en Jaén nuestro particular circuito urbano específico para correr lo constituyen las vías del tranvía. Si en Valencia disponen del cauce del Turía, si en Gijón habilitaron un espacio al  que llaman “Kilometrín” cerca del estadio del Molinón, en Jaén hemos hecho lo propio subiendo y bajando por el césped artificial del tranvía que un día tuvimos y ya no hemos vuelto a tener.


Correr por ahí me ha llevado a conocer ampliamente cómo funcionaría el sistema tranviario de Jaén. Pero también me ha evidenciado el tremendo desastre que ha originado su castigo a cocheras hasta nuevo aviso.
Ese pseudo circuito de running que han acabado siendo las vías del tranvía es también un estercolero comunitario. Plagado de mugre, restos de piezas de vehículos, cristales de botellas y no pocos excrementos caninos…y no tan caninos, porque el otro día sorprendentemente me encontré las boñigas de un caballo. Como si hubiera quien aprovechase también aquello de corredero para hacer acoso y derribo...
Y en no pocos tramos, faltan trozos de césped artificial que a buen seguro estarán en la casa de más de uno que en lugar de ir a Leroy Merlin le ha metido la tijera al césped tranviario, y en su casa presumirá de lo barato que le ha salido embellecer el jardín, la terraza o su pasillo.
¡Y no pasa nada! ¿Qué va a pasar? Si mientras el tranvía siga enchiquerado en Vaciacostales, sin perspectivas de funcionar, aunque  el paso del tiempo haga mella en el abandono de toda su instalación, y la mentalidad de quienes ven en lo ajeno un sírvase usted mismo, la obra faraónica jamás conocida en Jaén nos seguirá sacando los colores cuando veamos a foráneos que nos preguntan cómo es posible que en esta ciudad los jiennenses aparquen sus coches  en plena vía tranviaria, ya sea para recoger a los niños del colegio, para comprar patatas en Casa Paco o tomarse plácidamente un helado de tres bolas en las heladerías que hay en el Paseo de la Estación.


lunes, 7 de noviembre de 2016

El Hípico



En su célebre Pregón de la reciente Feria de San Lucas, Alfonso Sánchez Herrera, en medio de su repaso a todas las señas de identidad, virtudes y bondades de nuestra Feria, quiso detenerse en la nostalgia hacia el otrora prestigioso Concurso de Saltos de Otoño y por extensión, al que fuera Campo Hípico “General Cuesta Monereo”.
Recordaba la categoría que aquella competición le aportaba a nuestra Feria, siendo uno de los grandes alicientes de la misma y bromeaba con la sencillez y facilidad con la que se salía a mitad de un festejo en la Plaza de Toros para a pie de pista, entregar distinciones a los jinetes y rápidamente volver a los tendidos de la Plaza de Jaén. Cruzando en un minuto el parque de la Alameda.
Días atrás, asistí al concierto de pasodobles de la Banda Municipal en dicho parque, y hace apenas unos días volví de nuevo por allí, simplemente a pasear.
Evoqué las palabras de Alfonso Sánchez Herrera en el Darymelia al asomarme y contemplar otro de los grandes desastres de nuestra ciudad, al ver el amasijo de hormigón y hierros a medio edificar, y en estado de abandono y dejadez, sepultando toda la historia ecuestre de nuestra ciudad.
Para mí, que fui uno de esos muchos niños que dieron clases de Hípica en las Escuelas Deportivas Municipales, ver aquello supone poco menos que pegarle un gran pellizco a muchos de mis recuerdos.
Ahora que se reclama para Jaén un Palacio de Deportes por aquello de tener en la élite del fútbol sala al Jaén Paraíso Interior, comparándonos con el resto de provincias andaluzas, haciéndonos sentir ciertamente inferiores, evoco nuestro Campo Hípico porque precisamente era envidia para quienes de fuera nos visitaban y eran aficionados al caballo en cualquiera de sus disciplinas.
De todo aquello sólo perdura una parte del amplio graderío. Las naves para cuadras y guadarnés, ya no existen. Sobre la pista hoy se erige ese armatoste grotesco que abochorna a cualquiera por lo que representa en sí y por lo que judicialmente ha significado posteriormente para el Ayuntamiento por una serie de despropósitos.
Ese aparcamiento a medio construir nos puede servir como punto de partida o viceversa de un itinerario imaginario hacia el absurdo en nuestra ciudad, que tiene en el punto extremo el Parque Acuático que no llegó a inaugurarse y entre medias las vías de un tranvía que no va a ninguna parte. Tres motivos para abochornarse.
Hoy por hoy, ni allí hay aparcamiento, el ambiente hípico que allí se respiraba se ha extinguido por completo y por si fuera poco, el incivismo de algunos ya se ha dejado notar a modo de grafitis en parte de La Alameda sólo un año después de su inauguración.



lunes, 1 de agosto de 2016

Don Fermín




 


A Fermín Bohórquez lo ví rejonear una becerra y echar pie a tierra y con un capote, como buenamente pudo pese a su estado físico, poseído por una increíble afición, lanceó a la becerra protegido por su hijo, "El Litri" y algún auxiliador más.
 Aquello fue en su finca "Fuente Rey", con motivo de la clausura de los Encuentros Internacionales de Derecho Taurino que se celebraron en Sevilla en el 2011.
 Y ver lo que ví me hizo pensar hasta que punto puede llegar la afición por torear. Porque tenía una edad muy considerable y por allí se movía a pie ayudándose de un bastón, pero fue subirse a caballo y repentinamente como si de algo mágico se tratase, comenzó a galopar por la plaza de tientas con una naturalidad pasmosa. Rejoneó, y como digo, posteriormente  echó pie a tierra y tomó un capote.
 Sinceramente nos dio toda una lección de afición.

Descanse en paz.
 

viernes, 8 de julio de 2016

¿Y nosotros cúando?



Ando tan despegado de la actualidad futbolera que tuve conocimiento que este año tocaba Eurocopa el mismo día en que se iniciaba. Solamente llegué a ver el partido que jugó España frente a Turquía, y sinceramente reconozco que desconocía a más de la mitad de los futbolistas que nos han representado en Francia.

 De un tiempo a esta parte la llaman “La Roja” a lo que siempre fue la selección española. Cuando éramos pequeños, un año al abrir los regalos del día de reyes nos encontramos en casa una equipación de la selección. La clásica equipación con la camiseta roja, el pantalón azul pavo y las medias negras con la bandera española. También la famosa equipación de Zubizarreta verde y negra. Inconfundible e histórica.

 Aunque mi ídolo realmente era Espartaco y no Butragueño, y de fútbol yo apenas sabía nada porque no era la afición que había en mi casa, admito que tener la equipación de la selección me hacía ilusión. En el colegio, despertabas envidia y admiración a partes iguales, porque la camiseta de la selección española significaba lo máximo.

 Pasado el tiempo me surgió ocasión de presenciar un partido en el Bernabéu de España contra Colombia. Aquello me lo tomé como una cierta obligación que todo español debe al menos una vez en la vida cumplir. Y no sólo eso, tenía la oportunidad de ver jugar a la generación que consiguió aupar a la gloria del fútbol al equipo nacional como nunca antes se había logrado.

 Ahora, en estos días de futboleo continuo por la Eurocopa se me ha venido a la mente aquella vez en que la selección Sub 21 jugó en Jaén contra la de Portugal. Aquello, todavía se recuerda por el apagón fulminante casi al iniciarse el partido y que nos tuvo a oscuras en La Victoria para vergüenza de propios y ajenos, retransmitido en directo por televisión.

Pero no sólo por eso se recuerda. También por la polémica que suscitó en su día que en Jaén no se pudiera disputar un partido de la absoluta y mandasen a la categoría inferior. Como si nosotros fuéramos menos. Ha pasado el tiempo, y nuestra ciudad sigue sin saber lo que es ver jugar a la élite del fútbol español bajando al estadio de La Victoria.  Algo que han podido disfrutar a lo largo de la vida el resto de provincias andaluzas y a nosotros, como tantas otras cosas se nos sigue resistiendo, por no decir que quizás se nos sigue negando.

 Jaén no se merece menos. Aunque sea tan sólo por subirnos un día la autoestima social, por el impacto económico que un partido de esas características dejaría en la ciudad, y por recordar a través de las cámaras de televisión que esta ciudad y su provincia existe.


Publicado hoy en el Diario Viva Jaén

viernes, 27 de mayo de 2016

Cien años de Valderrama


Entré a una tienda de discos de música de esas que ya en algunas ciudades no existen igual que tampoco existen los videoclubs, porque la crisis se ha llevado por delante este tipo de negocios y la piratería se ha cebado con ese tipo de consumo. Mi curiosidad me llevó a ver qué música española podía haber y allí me encontré un disco de Juanito Valderrama. No lo dudé un segundo y me hice con él.  

 Aquello me sucedió en mi estancia Erasmus en la ciudad italiana de Padua. Comprar un disco de Valderrama me hacía en la distancia sentirme más apegado a mi tierra. Encontrar un disco de Juanito Valderrama a tantísimos kilómetros de Jaén, me hizo reafirmarme en lo que ya sabía: que sin duda es y será por siempre el jiennense más universal.

 Justo un par de semanas después, la casualidad hizo que yo anduviera por Espartinas peregrinando a la cuna del Maestro Juan Antonio Ruiz” Espartaco”, ídolo de mi infancia y a quien admiro profundamente. No muy lejos de su plaza de toros en una rotonda me encontré un monumento erigido a Valderrama, quien fuera vecino ilustre de ese pueblo del Aljarafe donde para siempre se quedó dormido y ya no despertó en una tarde de primavera del año 2004. Aquel monumento me recordó al busto que en la Plaza del Pueblo de Torredelcampo, en una esquinita y sobre mármol, descubrí de pequeño. Donde su figura se alza mirando al cielo, tocado por su inseparable sombrero, y su voz parece brotar desde lo más hondo del pueblo que le vio nacer.

 Su amistad con mi abuelo, forjada en los terribles años de la guerra (cuando la famosa anécdota del pico y la pala) y reforzada años después compartiendo lances de caza en Navalcardo y otros parajes, y la amistad de mi padre con su hijo José Mari desde que compartieran aulas en la Facultad de Derecho de Granada, hicieran que sienta hacia su figura y su obra una profunda admiración.

 Se cumple ahora el centenario de su nacimiento, y pensando en él veo reflejado un cierto paralelismo con los versos que García Lorca dedicó a Sánchez Mejías cuando la tragedia de Manzanares: “Tardará en nacer si es que nace…” un jiennense tan andaluz, tan universal y tan versátil. Cantaor largo, cantante de copla y canción andaluza, autor y actor cinematográfico. Revolucionario y creador de escuela.


 La provincia de Jaén debe estar a la altura y rendir el mayor de los tributos a quien tanto brilló en el universo artístico. Nos sigue quedando su voz, aquella como un jilguero cantaba por igual a la vida, al dolor, a la familia, y por supuesto a nuestra tierra.

Publicado hoy en el Diario Viva Jaén

miércoles, 4 de mayo de 2016

De oficio, abogado



Días atrás nuestro callejero incorporó oficialmente una vía dedicada a la abogacía jiennense y más exactamente a quienes ejercen de oficio. Caso de un servidor. Quedaba saldada una promesa pendiente que se venía resistiendo como era cumplir la petición que en su día, siendo Decano Francisco Javier Carazo Carazo, se formuló desde la institución colegial de dedicar al abogado de oficio una calle en nuestra capital a imagen y semejanza de las muchas que ya existían a lo largo de toda la geografía nacional.

  Ha querido el destino que precisamente haya sido un abogado, Javier Márquez, quien como alcalde presidiera este acto tan importante para un amplio sector de nuestro colectivo profesional por el reconocimiento social que supone. Y lo tengo que decir, o más bien lamentar, que resultó ciertamente triste que apenas un puñado de letrados del turno nos diéramos allí cita para presenciar un acto que no volverá a repetirse y para arroparnos a nosotros mismos, sintiéndonos verdaderamente orgullosos por ver que socialmente se nos valora en nuestra ciudad.

 Un mínimo estímulo a tantos sinsabores, desvelos, esperas, complicaciones e injusticias. Porque un mismo procedimiento no sabe igual -económicamente- según la región donde el abogado tenga ocasión de ejercer de oficio. O el pago por el servicio realizado -exactamente igual que si fuera de libre designación- puede ir al día o arrastrar un vergonzoso retraso según la administración de la que dependa, tal y como por ejemplo está sucediendo hoy día en Aragón. Y eso es una realidad tan grande como la Monumental de México.


 Y casualidades – o no- de la vida, la calle estrenada viene a bautizar la vía donde se encuentra el inmenso solar que lleva largo tiempo durmiendo el sueño de los justos. Aquel predestinado desde tiempo inmemorial a ser la Ciudad de la Justicia que esta capital no tiene y que presenta exactamente el mismo aspecto de cuando bajábamos y subíamos de la UJA en primero de carrera y al pasar por allí un compañero de un pueblo nos preguntó qué eran esos grandes huecos que se apreciaban desde la superficie, y yo lejos de decirle que se trataba de restos arqueológicos, no se me ocurrió mejor cosa que contestarle que aquello eran moldes para hacer flanes gigantes.


Publicado hoy en el Diario Viva Jaén.

jueves, 21 de abril de 2016

Muletazos al Cáncer


Recientemente Viva Jaén ha cumplido diez años de vida. La información taurina siempre tuvo un sitio en sus páginas, las cuales han visto como a lo largo de toda esta década la actividad taurina en Jaén en cierto modo se ha ido desinflando, ya fuera por las dificultades de ser la última feria de la temporada, por no contar con una empresa fija o por suspensión de festejos debido a la meteorología.
Pero al margen de ello en el tiempo se ha mantenido y consolidado el clásico festival taurino a beneficio de la Asociación Española de la Lucha contra el Cáncer, del que el próximo sábado se celebrará una nueva edición inaugurando con ello, al mismo tiempo, la temporada taurina de la capital.
Este festejo taurino, una vez eliminado los gastos que su organización conlleva, consigue aportar a la institución una importante inyección económica que se traduce posteriormente en una inversión en la lucha contra el cáncer. Ni más ni menos. Y prueba de ello, el edificio e instalaciones con que cuenta la citada institución en la Avenida Eduardo García Maroto.
Un año más la organización artística corre a cargo de Enrique Ponce. Para la ocasión el diestro valenciano afincado en nuestra provincia ha confeccionado un cartel en el que se lidiarán reses de Albarreal para el rejoneador Diego Ventura y los matadores Javier Conde, Daniel Luque, el paisano de Beas de Segura José Carlos Venegas y el joven peruano Roca Rey, quien hace tan sólo tres años toreaba en nuestra plaza como novillero sin caballos y vuelve a Jaén reconvertido en la máxima atracción del toreo mundial, con una proyección meteórica, tras haber firmado una campaña americana contundente y un triunfo indiscutible en la pasada Feria de Fallas.
Cierra el cartel el novillero Curro Castillo. Jiennense de la capital, dato que resaltamos pues por primera vez un joven novillero de nuestra ciudad es acartelado en este festejo. Alumno de la Escuela Taurina de Jaén, él con su presencia en el cartel simboliza la recompensa a la Escuela por su trabajo y la apuesta por la cantera local. Ojalá a este joven del barrio de La Alcantarilla le acompañe la suerte en este día y cumpla su sueño en esta tarde en el que una vez más el toreo se vuelca con las necesidades de la sociedad y muestra su lado solidario.
Publicado  en el Diario Viva Jaén el 15 de abril de 2016