
En Toledo llegó nuestra declaración de intenciones de la mano de Gerardo, por entonces Presidente. Mantuvimos con firmeza nuestro propósito, que tenía mucho de ilusión. Alfonso, si acaso, era el único reticente y dudoso, pero lo era porque sabía lo que esto suponía.
Después de Toledo vino Bilbao, y después Cartagena, donde ya quedó patente que no había marcha atrás. En León íbamos a por todas y allí nos la jugamos delante de ciento setenta compañeros - más o menos- de toda España. Sobre mí recayó la misión, la responsabilidad de hacer valer nuestro proyecto de Trimestral y Jaén como escenario cuatro años después. Albacete o Jaén, esa era la oferta, la duda y la elección. De mi intervención en aquel momento, no seré yo quien hable. Mejor lo harán otros.
Ganamos y nos trajimos la Trimestral. Comenzó entonces una labor intensa a contrarreloj, removiendo cielo y tierra, llamando a puertas, telefoneando a medio Jaén, encajando en cierto modo las piezas de un puzzle gigantesco.
Al final organizamos la Trimestral y el resultado superó cualquier expectativa. No miento si afirmo que esto ha sido una de las cosas más reconfortantes que he hecho y me han pasado en la vida, porque francamente abrir tu ciudad, con sus limitaciones y sus defectos por un lado, pero también con sus recursos y sus virtudes por otro, a compañeros abogados llegados de todos los rincones de España...es algo que no tiene precio.
Ver tanta felicidad en la cara de tanta gente es algo increíble. Hacer que muchos amigos a partir de entonces se lleven a Jaén dentro de su corazón, impagable.
Han pasado dos semanas y nos ha costado recuperar las fuerzas que durante cuatro días derrochamos con tal de compartir lo mejor de nosotros mismos con todos nuestros amigos. Nos debíamos un homenaje y la azotea de casa de Mari Ángeles - junto a Juanmi perfectos anfitriones- nos ha brindado la oportunidad de reencontrarnos y revivir lo que hace unos días disfrutamos y que a más de uno le acabó costando la salud. Empezando por Juanma y terminando por quien esto escribe.
Amigos. Compañeros. Fundamentales para mí a la hora de entender y vivir la profesión que nos une. En palabras de Gerardo: el equipo Gajtástico.