viernes, 27 de mayo de 2016

Cien años de Valderrama


Entré a una tienda de discos de música de esas que ya en algunas ciudades no existen igual que tampoco existen los videoclubs, porque la crisis se ha llevado por delante este tipo de negocios y la piratería se ha cebado con ese tipo de consumo. Mi curiosidad me llevó a ver qué música española podía haber y allí me encontré un disco de Juanito Valderrama. No lo dudé un segundo y me hice con él.  

 Aquello me sucedió en mi estancia Erasmus en la ciudad italiana de Padua. Comprar un disco de Valderrama me hacía en la distancia sentirme más apegado a mi tierra. Encontrar un disco de Juanito Valderrama a tantísimos kilómetros de Jaén, me hizo reafirmarme en lo que ya sabía: que sin duda es y será por siempre el jiennense más universal.

 Justo un par de semanas después, la casualidad hizo que yo anduviera por Espartinas peregrinando a la cuna del Maestro Juan Antonio Ruiz” Espartaco”, ídolo de mi infancia y a quien admiro profundamente. No muy lejos de su plaza de toros en una rotonda me encontré un monumento erigido a Valderrama, quien fuera vecino ilustre de ese pueblo del Aljarafe donde para siempre se quedó dormido y ya no despertó en una tarde de primavera del año 2004. Aquel monumento me recordó al busto que en la Plaza del Pueblo de Torredelcampo, en una esquinita y sobre mármol, descubrí de pequeño. Donde su figura se alza mirando al cielo, tocado por su inseparable sombrero, y su voz parece brotar desde lo más hondo del pueblo que le vio nacer.

 Su amistad con mi abuelo, forjada en los terribles años de la guerra (cuando la famosa anécdota del pico y la pala) y reforzada años después compartiendo lances de caza en Navalcardo y otros parajes, y la amistad de mi padre con su hijo José Mari desde que compartieran aulas en la Facultad de Derecho de Granada, hicieran que sienta hacia su figura y su obra una profunda admiración.

 Se cumple ahora el centenario de su nacimiento, y pensando en él veo reflejado un cierto paralelismo con los versos que García Lorca dedicó a Sánchez Mejías cuando la tragedia de Manzanares: “Tardará en nacer si es que nace…” un jiennense tan andaluz, tan universal y tan versátil. Cantaor largo, cantante de copla y canción andaluza, autor y actor cinematográfico. Revolucionario y creador de escuela.


 La provincia de Jaén debe estar a la altura y rendir el mayor de los tributos a quien tanto brilló en el universo artístico. Nos sigue quedando su voz, aquella como un jilguero cantaba por igual a la vida, al dolor, a la familia, y por supuesto a nuestra tierra.

Publicado hoy en el Diario Viva Jaén

miércoles, 4 de mayo de 2016

De oficio, abogado



Días atrás nuestro callejero incorporó oficialmente una vía dedicada a la abogacía jiennense y más exactamente a quienes ejercen de oficio. Caso de un servidor. Quedaba saldada una promesa pendiente que se venía resistiendo como era cumplir la petición que en su día, siendo Decano Francisco Javier Carazo Carazo, se formuló desde la institución colegial de dedicar al abogado de oficio una calle en nuestra capital a imagen y semejanza de las muchas que ya existían a lo largo de toda la geografía nacional.

  Ha querido el destino que precisamente haya sido un abogado, Javier Márquez, quien como alcalde presidiera este acto tan importante para un amplio sector de nuestro colectivo profesional por el reconocimiento social que supone. Y lo tengo que decir, o más bien lamentar, que resultó ciertamente triste que apenas un puñado de letrados del turno nos diéramos allí cita para presenciar un acto que no volverá a repetirse y para arroparnos a nosotros mismos, sintiéndonos verdaderamente orgullosos por ver que socialmente se nos valora en nuestra ciudad.

 Un mínimo estímulo a tantos sinsabores, desvelos, esperas, complicaciones e injusticias. Porque un mismo procedimiento no sabe igual -económicamente- según la región donde el abogado tenga ocasión de ejercer de oficio. O el pago por el servicio realizado -exactamente igual que si fuera de libre designación- puede ir al día o arrastrar un vergonzoso retraso según la administración de la que dependa, tal y como por ejemplo está sucediendo hoy día en Aragón. Y eso es una realidad tan grande como la Monumental de México.


 Y casualidades – o no- de la vida, la calle estrenada viene a bautizar la vía donde se encuentra el inmenso solar que lleva largo tiempo durmiendo el sueño de los justos. Aquel predestinado desde tiempo inmemorial a ser la Ciudad de la Justicia que esta capital no tiene y que presenta exactamente el mismo aspecto de cuando bajábamos y subíamos de la UJA en primero de carrera y al pasar por allí un compañero de un pueblo nos preguntó qué eran esos grandes huecos que se apreciaban desde la superficie, y yo lejos de decirle que se trataba de restos arqueológicos, no se me ocurrió mejor cosa que contestarle que aquello eran moldes para hacer flanes gigantes.


Publicado hoy en el Diario Viva Jaén.