Entré a una tienda de discos de
música de esas que ya en algunas ciudades no existen igual que tampoco existen
los videoclubs, porque la crisis se ha llevado por delante este tipo de
negocios y la piratería se ha cebado con ese tipo de consumo. Mi curiosidad me
llevó a ver qué música española podía haber y allí me encontré un disco de
Juanito Valderrama. No lo dudé un segundo y me hice con él.
Aquello me sucedió en mi estancia Erasmus en
la ciudad italiana de Padua. Comprar un disco de Valderrama me hacía en la
distancia sentirme más apegado a mi tierra. Encontrar un disco de Juanito
Valderrama a tantísimos kilómetros de Jaén, me hizo reafirmarme en lo que ya
sabía: que sin duda es y será por siempre el jiennense más universal.
Justo un par de semanas después, la casualidad
hizo que yo anduviera por Espartinas peregrinando a la cuna del Maestro Juan
Antonio Ruiz” Espartaco”, ídolo de mi infancia y a quien admiro profundamente.
No muy lejos de su plaza de toros en una rotonda me encontré un monumento
erigido a Valderrama, quien fuera vecino ilustre de ese pueblo del Aljarafe
donde para siempre se quedó dormido y ya no despertó en una tarde de primavera
del año 2004. Aquel monumento me recordó al busto que en la Plaza del Pueblo de
Torredelcampo, en una esquinita y sobre mármol, descubrí de pequeño. Donde su
figura se alza mirando al cielo, tocado por su inseparable sombrero, y su voz
parece brotar desde lo más hondo del pueblo que le vio nacer.
Su amistad con mi abuelo, forjada en los
terribles años de la guerra (cuando la famosa anécdota del pico y la pala) y
reforzada años después compartiendo lances de caza en Navalcardo y otros
parajes, y la amistad de mi padre con su hijo José Mari desde que compartieran
aulas en la Facultad de Derecho de Granada, hicieran que sienta hacia su figura
y su obra una profunda admiración.
Se cumple ahora el centenario de su
nacimiento, y pensando en él veo reflejado un cierto paralelismo con los versos
que García Lorca dedicó a Sánchez Mejías cuando la tragedia de Manzanares:
“Tardará en nacer si es que nace…” un jiennense tan andaluz, tan universal y
tan versátil. Cantaor largo, cantante de copla y canción andaluza, autor y
actor cinematográfico. Revolucionario y creador de escuela.
La provincia de Jaén debe estar a la altura y
rendir el mayor de los tributos a quien tanto brilló en el universo artístico.
Nos sigue quedando su voz, aquella como un jilguero cantaba por igual a la
vida, al dolor, a la familia, y por supuesto a nuestra tierra.
Publicado hoy en el Diario Viva Jaén