Me había examinado de Derecho
Penal a primerísima hora de la mañana y casi sin solución de continuidad, me dí
un tiempo al terminar y al poco ya estaba estudiando el examen de Derecho Civil
que tenía al día siguiente.
Al mediodía, me fui andando hasta el MacDonalds que hay junto al Pryca.
Campo a través, como tantas otras veces habíamos hecho. Pero ese día me fui
sólo porque a esa hora estaba yo sólo.
Atravesé todo el campo mientras iba oyendo
aquel programa de toros que aquellos días había en la desaparecida Punto Radio
Jaén. Esa tarde había toros en Andújar y yo iba oyendo cómo se presentaba la
tarde y cómo había transcurrido la anterior.
La tarde iba haciendo mella en mí. El
desgaste, desde la noche anterior, era evidente y aún así me quedaba todavía
mucho por delante con aquel atracón de exámenes que me esperaba en apenas
cuarenta y ocho horas.
Serían casi las 19:30 de la tarde y yo andaba
ya pensando en subir. Una llamada de mi padre en torno a esa hora…
- - ¿Qué te queda?
- - Me voy ya. Voy a acercarme a la Calle San
Clemente a ver a los compañeros, qué tal va el ensayo y el equipo de sonido,
les doy ánimos y me bajo para casa.
- - No. Vente inmediatamente que la abuela se está
muriendo.
Aquellas palabras me reventaron.
Pasé de tener la cabeza puesta en la actuación de mi grupo en el festival de
música en la calle…a ver que mi abuela se me iba.
Y fue bajarme del coche de un
amigo que me subió y justo un vecino directamente me dio el pésame. Sin haber
llegado a casa todavía.
Hoy hace diez años que aquello
pasó. Y lo recuerdo perfectamente porque aquello me marcó mucho. Parece que fue
ayer.
A mediados de agosto su salud se había resentido estando en Fuengirola.
Aquello fue agravándose pero siempre que preguntaba me decían que estaba bien,
normal o controlada. Nunca me lo pintaron tan oscuro. Por eso, tampoco la ví
tanto en el Hospital cuando la trajeron a Jaén, si acaso dos o tres veces.
Su pérdida, tan repentina para mí porque yo no
lo esperaba, fue un mazazo y me afectó mucho.
Hace unos días fuimos a llevarle flores allí
donde descansa eternamente junto a mi abuelo. Hoy la recuerdo especialmente y
no la olvido.
Foto: Inés Marín Weil