lunes, 22 de diciembre de 2014

3 euros, 30 minutos

Por pocas me quedo sin dorsal para correr la San Antón. De un lado porque mañana se cierra el plazo y de no haber sido porque hoy he formalizado la inscripción, me hubiera quedado sin posibilidades. De otro porque me he pegado casi treinta minutos esperando en el banco para pagar ...tres euros. Poquito antes de cerrar el banco.
  Cola en el banco, gente impaciente, ancianos que no entienden de sistemas informáticos a los cuales hay que ayudar...y más de uno que se intenta colar haciéndose el longi. A mí, sin ir más lejos, una señora con malos modos me ha pegado una bronca tras haber intentando colarse ella misma, diciéndome que yo había llegado después...La cara se le ha quedado blanca cuando le he enseñado el resguardo de mi turno con el momento exacto de haber sacado el mismo.
 Como yo, otros tantos han ido exactamente a pagar su dorsal de la San Antón y entre todos la misma opinión: es preferible bajar a la Salobreja a pagar el dorsal y subir a pie, que tragarse una espera absurda.
 Dudo mucho, francamente, que este sistema sea el más eficiente para inscribirse. Me extraña. Y sinceramente creo que es un absoluto error que concluya el plazo de inscripción casi, casi un mes antes. Más aún teniendo en cuenta que este año la carrera es un viernes.
  Burocracia y molestias al margen, si nada me lo impide, este año volveré a la San Antón.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Un torrente de voz

 
Acostumbrados estamos a que la perfección milimétrica invada los escenarios, y que sólo la improvisación genial que el artista se pueda permitir, se salga de lo previsto. Pero los imprevistos, y más si son en riguroso directo, difícilmente pueden preverse.

  El desmayo de Pastora Soler tras terminar de cantar su tema “Cambiando” junto a la Tuna de Empresariales de Sevilla en el Auditorio Fibes, en Sevilla, dejó sobrecogidos primero a los amigos de la beca verdemar que se encontraron semejante papelón después de haber disfrutado sobre las tablas. Al mismo tiempo a todo el público asistente que tornó sus aplausos en incertidumbre, y por último a quienes desde la red de redes vimos el video de una imagen inaudita.

  La imagen impresionaba. Han pasado meses desde aquello y el anuncio de Pastora Soler  días atrás de abandonar los escenarios, sorprende. Por inesperada, porque no es habitual y porque corta de raíz la carrera de una artista en un momento extraordinario y con un techo ilimitado en el mundo de la música.

    Un torrente de voz su garganta, y una versatilidad enorme para abarcar diferentes registros: desde la canción ligera al pop pasando por la copla, sin perder ni esconder sus raíces. Desatando sobre el escenario toda su vitalidad envuelta bajo la música popular de Andalucía, aquella que siempre sonó en las radios de los patios de vecinos y que generación tras generación no se pierde sino que se sigue conservando.

    Y en su voz, aquellas coplas antiguas recobraban su fuerza, encajando perfectamente entre la música que hoy se escucha.

  Sincera, honesta y cercana. Se aleja de los escenarios pero lo ha hecho con la cercanía propia de quien sabe que su público, sus seguidores, están con ella. Sin ocultar que no puede, por el momento, salir a darlo todo.

  Y es que hasta para retirarse hay que tener talento, y a ella, le sobra. No me extrañó que llegado el momento fuera designada para representar dignamente a España en el cada vez más denostado festival de Eurovisión, después de algún que otro experimento que más bien era un esperpento.
  Seguro que antes o después, regresará. Su voz todavía tiene mucho que cantar y voces como la suya, tan privilegiadas, no pueden perderse tan pronto.
 
 
 
Publicado hoy en el Diario Viva Jaén

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Otro motivo más (o menos)



Días atrás leía en el portal Mundotoro.com una noticia de esas que te dejan reflexionando en torno al límite que puede alcanzar la estupidez humana desde el perímetro que da de sí un Ayuntamiento.
  En Tarragona, una normativa que entrará en vigor a partir de enero, quiere barrer de todo escaparate que se precie cualquier figura en miniatura (lo que viene siendo un souvenir) taurina o flamenca. Y en el mismo saco otros objetos turísticos, todo ello bordeando el riesgo de que le caigan al comerciante hasta cuatrocientos euros de multa.
  Y para ello se amparan, supuestamente, en procurar mejorar la salubridad, la movilidad y la estética. Digan lo que digan, y lo disfracen como lo quieran disfrazar, esto no deja de ser una nueva muestra del odio hacia lo español, alargando además la persecución hacia los comerciantes que ya de por sí tienen bastante con que se les examine el rótulo de su negocio, por si está en catalán o no.
  A  uno le da por pensar si tal vez estos políticos no han viajado lo suficiente más allá de sus fronteras. Porque a poco, por ejemplo, que se visite Mérida, que es tan romana como la vieja Tarraco, las espadas y armaduras de los romanos cuelgan de los escaparates de las tiendas sin que moleste lo más mínimo ni a la vista ni al tránsito del turista. ¡Y no pasa nada!
 Y a poco que uno se deje caer por el aeropuerto de Santiago de Compostela, ciudad donde lo taurómaco brilla por su ausencia, no es difícil encontrarse igualmente con souvenirs taurinos.¡Y no pasa nada!
  Gestos así, vistos desde la distancia, me hacen sumar más argumentos para desmotivarme a la hora de pasar por una tierra, que conozco y donde tengo buenos amigos, sí, pero donde me siento menos libre que en cualquier otro rincón de España desde que hace cuatro años su Parlamento prohibiera la Fiesta de los toros. Y como lo digo lo siento.

 Con inventos de este tipo me cuestiono si a esos políticos los han votado para eso: para gobernar prohibiendo. 

Publicado hoy en el Diario Viva Jaén