martes, 25 de agosto de 2015

Una muleta en el Gran Eje



De esto que vas corriendo por Jaén. Por García Rebull - bueno, ahora calle Sefarad según moderneces- coges velocidad al paso por la ortopedia del padre de Lorena. Te dejas caer por la cuesta con la precaución de no estamparte contra el kiosko de prensa,y de nuevo retomas velocidad al doblar la esquina de lo que siempre fue Ivarte.

  El mp3 es caprichoso. Suelta música de forma desordenada. En tus oídos suena "Domingo Ortega" después haber escuchado una canción de"Tabletom". Lo dicho: no hay criterio. Lo mismo un pasodoble que rock malagueño legendario.

   Pasas por Cash Converter y miras de reojo. Un vistazo rápido a lo que hay, pero sin pararte. ¿Sin pararte? En esta ocasión te quedas más quieto que Don Tancredo con lo que crees que has visto y no te queda más remedio que asegurarte a tí mismo que sí, que efectivamente, en el escaparate hay una muleta. ¡Y la venden!

    Entonces el pasodoble que recuerda al "Paleto de Borox" y que en ese momento andas escuchando, cobra sentido automáticamente. Te fijas en el precio, y sin más reanudas tu camino porque hoy corres a contrarreloj ya que has quedado con una amiga...a la que no puedes ni debes hacer esperar.

   Sigues corriendo, y lo haces con la curiosidad comiéndote por dentro. No se te pasa por la cabeza comprar una muleta más. No te hace falta porque para lo que tú toreas en el campo, con lo que tienes andas sobrado. Pero te haces preguntas a tí mismo y acabas pareciéndote a esos personajes de los programas de José Mota.

- Va a ser que no. Pero ...¿Y si sí?

¿Y si la muleta es buena? ¿Y si merece la pena? Entonces no te lo piensas y te vas para allá. Por si te llevas una sorpresa y en el forro de la muleta te encuentras que pone "Espartaco", "Litri", Julio Robles....o "Porritas de Almendralejo" a lo mejor.

Te plantas allí, y preguntas. Sacan la muleta del escaparate, donde por cierto está colocada de cualquier forma y eso te daña la vista profundamente. Porque a tí te han enseñado que los trastos se doblan, se colocan y se tratan en condiciones.

Las manos se te ensucian porque su anterior propietario no se afanó lo más mínimo en limpiar la muleta y quitarle la mugre. Compruebas que de tanto pinchar el ayuda, la muleta tiene más agujeros que un queso Gruyere y la dependienta se queda a cuadros cuando le dices que quieres ver de quién es la muleta mirando el interior del forro.

No vale nada. Y puestos a ser sinceros, lo único que merece la pena de la muleta es el estaquillador. Así que te vas por donde has venido porque comienza la primera de abono de las Corridas Generales de Bilbao, y allí dejas la muleta. Para quien la quiera.


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